Esta obra tiene que ver con una estrategia en la que intento superar la reducción de la obra de arte a un objeto de exhibición, en un sitio institucionalizado para tal fin, con un espectador contemplador.

No se trata de una obra canónica, sino de habitar estos lugares significativos de la memoria personal, institucional y social desde la aparente fragmentación física, expansiva y abarcativa de una obra que brega por redimir fuerzas evocativas que laten aún, subyacentes, irresueltas, pujantes, en la trillada legitimización del rótulo.

La importancia del relato no descansa en la figura del individuo autor o la institución expositora, sino en la relevancia que los sentidos construidos puedan operar objetivamente en otros.